¿Alcoholismo?
Sofía se había cansado de tocar a
la puerta del despacho de Alexander. Alexander no atendía a sus llamadas,
además no había regresado a la oficina en todo el día. Sintió como un grave
peso se asentaba en su pecho, no quería que Alexander estuviera en problemas
por ella.
-Bernard, deme la llave para
entrar a ver qué sucede con Alexander –Bernard hacia mucho había perdido su
máscara de mayordomo ejemplar y lucia seriamente ausente
-señorita, el señor me matara si
dejo que usted entre y lo vea en el estado en el que supongo que esta –
-mire Bernard, usted no me abre
esa puerta y le juro que haré todo lo posible para que Alexander lo despida cuando
se digne a darme la cara –Bernard ignoro las amenazas de Sofía, comprendía cuán
importante era ella para su jefe, pero sabía que él le despediría si permitiría
que lo viera ebrio
-Bernard, deja entrar a la
señorita. Sabes que el señor no puede tomar demasiado; el señor Dan lo
reprobaría –Sofía comprendió lo que ellos estaban tratando de ocultar a sus
ojos
-¿Cuánto hace que Alexander está
bajo tratamiento? –
-señorita, eso es algo que solo
el señor le puede contestar. Solo podemos decirle que hacía mucho tiempo que el
señor no se sumía en el alcohol –la desesperación tiño la voz conservadora de
Bernard
-Marie ya que usted está de mi
lado, hágame el favor y consiga una llave diferente a la que tiene en su poder
Bernard –Bernard negó con la cabeza en dirección de Marie
-lo que vaya a suceder desde este
punto está bajo su responsabilidad señorita –Bernard hizo un gesto a Sofía
indicándole que se hiciera a un lado para que pudiera abrir la puerta
Sofía les indico que quería
entrar sola, si Alexander estaba en tan mal estado no quería que nadie lo viera
de esa manera. Toda decisión de enfrentar a Alexander se esfumo, sus piernas no
respondían; Sofía estaba paralizada frente a la imagen que ofrecía aquel hombre
que sostenía una botella en una mano y una pistola en la otra. Alexander dejo
la botella de escoces que sostenía y sus cejas descendieron en una profunda
“v”. Estaba ebrio no era algo difícil de ocultar pero no lo suficiente para no
ver la expresión de horror de Sofía.
-¿Qué demonios haces aquí? –Su
voz fue un gruñido exasperado –lárgate que nadie te ha pedido que entres a mi
despacho –
-Alexander –Sofía intento
controlar su creciente pánico –suelta esa arma por favor –
-uh –Alexander soltó el arma como
si hirviera en sus manos –lo siento, por favor ve a tu habitación Sofía –esta
vez las palabras de Alexander fueron más como una suplica
-por favor Alexander ¿Qué sucede?
–su voz empezaba a tonarse segura al ver como él había soltado el arma. Dio
unos pasos en dirección de Alexander -¿paso algo con tu suegro? ¿Es mi culpa,
verdad? –sentía como ardían sus ojos, no podía llorar aquí; no delante de
Alexander
-nada es tu culpa –Alexander
volvió el arma a la funda que se adhería en el interior de su escritorio –por
favor vete, no quiero que estés cerca de mí en mi estado –
-NO –Alexander se sorprendió ante
el tono de Sofía y no se preparó para lo que ella hizo a continuación –no me
pedias que me vaya cuando soy la que ha provocado todo esto –se arrodillo junto
a él y escondió su rostro entre sus manos
¿Estaba llorando? Alexander
acaricio el cabello de Sofía, cuando sintió que se estaba calmando reunió todas
las fuerzas que le quedaban y la sentó en su regazo. Frotaba su espalda y
brazos pretendiendo darle lo que creía que necesitaba en esos momentos, el
silencio se prolongó entre ellos sin saber que decir.
-no quiero que tomes por mi culpa
–Sofía se sorbió la nariz de una manera que le arranco una sonrisa a Alexander
–y no te burles de mi pedazo de idiota –volvió a esconder su rostro en el pecho
de él
-ahora la que tiene demasiado ego
eres tú –claro que era por ella que se había emborrachado en casa de Gabriel,
solo se necesitaba sumar para darse cuenta que si estaba hasta las pelotas
nuevamente era por ella –de vez en cuando no es malo tomarse unos tragos –Sofía
saco su cara del cuello de Alexander y le dio una mirada mordaz –está bien,
solo me he tomado casi todo el bar, pero se necesita más que eso para perder la
cabeza –Sofía sintió la necesidad de abofetearlo pero se contuvo
-¿Qué hacías con esa maldita
arma? –Alexander evito su mirada, de cuando acá se sentía como un reo a punto
de ser ejecutado -¿Qué te dijo ese hombre para que estés así? –los rasgos de
Sofía se suavizaron, ahora preocupación era lo que se podía ver a través de sus
ojos
-le matare si te pone un dedo
encima –ok, sí. Estaba suficientemente ebrio para decirle más de la cuenta a
Sofía –ni siquiera permitiré que te mire porque le arrancare los ojos –Sofía
sintió como un escalofrió atravesaba su cuerpo, no sabía cómo explicar lo que
sentía pero sí, estaba segura que Alexander haría lo que le había confesado
-¿tienes problemas con el
alcohol? –Alexander resoplo –no me vengas con alguna tonta excusa –
-por Dios ¿Quién eres? ¿Mi madre?
–Rio tan fuerte que Sofía pudo sentir en cada poro la risa de Alexander –no,
eres demasiado para ser comparada con esa puta –paso un dedo por las mejillas
de Sofía –hace años, tendría veinte –detuvo el dedo en los labios de Sofía
–estuve en rehabilitación, juro que no estoy en lo mismo ahora –llevo la frente
de Sofía a la de él –es solo que no sé
cómo manejar todo esto –Alexander inspiro fuerte –me estas jodiendo la vida
Sofía, por eso estoy tomando. Mi vida estaba bien sin ti, ahora... –
Alexander no termino la frase y
paso una mano por la parte posterior del cuello de Sofía, con la otra mano
libre y en su estado no sabiendo que maniobra hizo o si la misma Sofía lo había
ayudado la coloco a horcajadas sobre él. Sofía odiaba a los borrachos, su padre
un tiempo lo había sido y eran recuerdos para nada agradables; pero estar así
de cerca de Alexander, oler el fuerte olor del whisky como a madera, la
fragancia a menta que emanaba de él era una combinación para nada repulsiva.
Sofía se dejó conducir y su boca se vio sellada contra la de Alexander, no era
un beso como los que habían compartido. Alexander beso a Sofía de una manera
primaria y salvaje, sus labios eran carnosos; Sofía gimió y fue combustible
para la libido de Alexander, una de sus manos fue hasta los pecho de Sofía,
ella arqueo su cuerpo contra el del, frotando de esa manera la erección de
Alexander que buscaba liberarse de los pantalones de corte que vestía.
-maldición –gruño Alexander
separando su boca de la de Sofía –regresa a tu habitación por favor –sus ojos
se tornaron suplicantes
-yo... –Sofía trago fuerte, se
estaba ruborizando y sentía como su centro dolía –oh Dios dime que no me estas
rechazando nuevamente –Sofía no podía explicar esta situación, una cosa era lo
que creía correcto y otra muy diferente era en la forma en que actuaba cuando
se encontraba en una situación como esta con Alexander
-Sofía acaso olvidas la
conversación que tuvimos ayer por la mañana –Alexander no alejaba las manos de
las caderas de Sofía –pequeña, no hagas esto más difícil para mí –ahora el
turno de él de esconder su rostro en el pecho de Sofía –Dios estoy ebrio, nada
de lo que pueda pasar entre nosotros puede acabar bien –Sofía lo rodeo con los
brazos
-esas líneas debería de estar
diciéndolas yo –beso los cabellos de Alexander –no se ni porque quiero esto
–Alexander levanto la cabeza para poder ver a la cara a Sofía
-te estas aprovechando de mi
estado –Sofía fingió sentirse insultada –no creí eso de ti –Sofía dio lugar a
una pequeña sonrisa en concordancia
-ven, vamos a dormir –Alexander
la siguió como aquella noche sin decir alguna palabra
Por la mañana, la habitación
estaba tan iluminada como si el sol se hubiese instalado en la habitación de
Sofía. Alexander escondió su rostro en el pecho de Sofía y ella que no hacía
mucho se había despertado sonrió ante la imagen tan inocente de él, paso una
mano por los cabellos enmarañados de Alexander.
-Dios, deja de hacer eso o
terminare lo que deje iniciado anoche –Sofía detuvo sus dedos y se alejó un
poco de Alexander para estudiarlo
-creí que estabas tan ebrio que
no recordarías nada –Alexander intento reír pero el dolor de cabeza que
atenazaba sus sienes evito cualquier muestra de naturalidad
-créeme Sofía, lo que tome ayer
no era suficiente –como un gatito que ha perdido su bola de lana, llevo a Sofía
cerca de él y se acomodó otra vez entre sus senos
-¿estas cómodo ahí? –Bromeo Sofía
–estás haciéndote mucho a la costumbre de estar allí –Alexander sonrió contra
los pechos de ella y no quiso decir nada más –Alexander debes tomar algo para
la resaca que debes tener –
-pero si estoy bien aquí –parecía
un niño haciendo pucheros
-mira no sé a dónde te has
llevado al Alexander que yo conozco pero se me hace que desde el domingo lo has
tenido secuestrado –susurro en el oído de Alexander quien se tensó al sentir su
aliento contra su piel. Gruño como respuesta y Sofía abandono su causa, dejando
que se levantara cuando quisiera
Sofía había llegado con un propósito,
conquistar a Alexander para así vengarse
de Raoul y rescatar a Mara. Todos sus planes eran perfectos sino se hubiera
topado con un hombre como Alexander que no la veía como una ramera a su
disposición. Si Alexander le había dicho que ella le estaba jodiendo la vida,
entonces él no sabe de qué manera él estaba jodiendo la de ella. No se podía
olvidar de Mara pero Alexander no era el medio para lograr sus objetivos, él en
su retorcida manera la quería ayudar y ¿Qué de malo había en ello? ¿Eso la
hacía una perra egoísta? Estaba el hecho de que Alexander estaba pronto a
casarse.
<<oh dulce Jesús, si mis padres me vieran aquí con este
hombre>>
Alexander suspiro contra el
cuerpo de Sofía, no podía estar en otro lugar mejor que este. Todo marcharía a
la perfección si ella no fuera la mujer que no debería tocar por nada del mundo
y por la que su mundo se estaba deformando.
<< Por Dios Alexander
salvaste mi vida, no te negare que nunca podre pagarte lo que hiciste por mí,
pero querido eres todo lo lejos de un hombre al que pueda amar, porque a
diferencia de ti yo si he amado y no pierdo la fe de volverlo a hacer
>>
Alexander se alejó de Sofía pero
su movimiento brusco hizo que su interior tambaleara y lo obligara a permanecer
en la cama –demonios ¿Qué fue lo que tome ayer? –
-la pregunta sería ¿Qué no
tomaste ayer? –Sofía se levantó de la cama y fue por unas advil al cuarto de
baño –toma –le entrego un vaso de agua y las pastillas
Alexander las tomo de mala gana y
el intento por marcharse del cuarto de Sofía fue imposible.
-Alexander no puedes volver a
tomar de esa manera -¿Sofía estaba preocupada por él? Ayer estaba demasiado
ebrio como para analizar la reacción de Sofía cuando lo encontró en el despacho
-no volverá a pasar –no era algo
que le decía a Sofía sino así mismo, casi diez años que no se embotaba en el
alcohol
-promételo –Alexander la miro
como si le hubieran crecido dos cabezas
-deja de preocuparte por mí, no
necesito de tu lastima o lo que sea que ha motivado tus acciones –Sofía lo
fulmino con la mirada
-si no fuera porque tienes una
resaca monumental te diera un buen bofetón –levanto sus manos exasperada –por
Dios no sé a dónde te llevaste mi parte pacificadora porque cada vez que actúas
como ahora solo me provocas abofetearte –Alexander hizo una mueca de disgusto y
se dejó caer contra el colchón
-necesito levantarme de aquí y
ponerme en contacto con mi asistente –
-bueno eso sería perfecto si tan
solo pudieras sostenerte sobre tus pies –Sofía busco en los bolsillos del
pantalón de Alexander alcanzando su teléfono – ¿cómo aparece en tu agenda? –
-¿ahora eres mi secretaria?
–Sofía rodo los ojos –aparece como oficina –
-Dios así eres de impersonal con
las personas que trabajan para ti –
-bueno, con ella en especial
–medio contesto Alexander
-¿te has acostado con tu
asistente personal? –Las comisuras de los labios de Alexander se alzaron en un
fallido intento de risa –oh Dios eres un imbécil con mayúscula, con razón
estuvo a punto de asesinarme con la mirada aquel día–
-bueno con lo de ayer cuando
mantuve mi polla dentro de los pantalones, dice mucho de mí –
-y ahora ¿quién es el que roba
las líneas de quién? –Alexander pasó las manos por su rostro queriendo sacar la
resaca que lo consumía –no digas nada, ya he marcado –
-sí, buenos días señorita habla
con Sofía –
-en qué le puedo servir –
-soy la mujer que acompañaba a
Alexander el domingo cuando nos cruzamos –
-en qué le puedo servir –Sofía
noto como la voz de Marcie se tensaba –
-Alexander esta indispuesto y no
podrá regresar hoy a la oficina. Podría por favor tomar los asuntos más
importantes e intentar darles un prorroga hasta mañana y aquellos que no
requieran de la presencia de Alexander podría usted solventarlos –
-¿está el señor junto a usted?
–Sofía sabía que esa pregunta tenia doble sentido, tanto que ella sabía que el
número de Alexander debería haber aparecido en el identificador
-si necesita cualquier cosa sé
que usted sabría sacarla adelante, que pase un buen día –Sofía colgó sin
esperar otra pregunta copsiosa de parte de la asistente de Alexander
-a mí nunca me hablas así
–Alexander definitivamente distaba mucho de conocer a Sofía
-será porque te encanta que
encienda tu polla con mi lengua afilada –
-gracias ¿Cómo se lo tomo Marcie?
–Sofía se sentó en el borde de la cama
-la pobre debe de estar encerrada
en el baño lamiendo sus heridas –Alexander la miro intrigado
-no te sigo –
-ustedes los hombres son tan
tontos. Prácticamente le ladre órdenes como si yo fuera su jefe y de seguro
ella pensaría de mí que no era más que una de tus distracciones ya que soy muy
diferente a parecerme a tu prometida –Alexander seguía sin entender
-he debido tomar demasiado que no
doy para seguir esta conversación –Sofía le tiro una almohada
-idiota, sabes en qué grado debe
estar su autoestima –Alexander empezaba a entender el punto de Sofía –ella me
creería una conquista tuya como ella lo fue en un tiempo y ahora resulta que
resulte ser más que tu prometida porque de seguro ella nunca le ha dado órdenes
a tu asistente –
-pero no tendría por qué, hace
mucho tiempo que pasó lo que pasó entre ella y yo y las cosas están más que
claras entre nosotros –
-díselo a su corazón –
-vamos, ahora vas a empezar con
tus tontas cursilerías –Alexander nuevamente intento colocarse de pie y lo
único que consiguió fue tambalearse como el borracho que era
-déjame ayudarte –Alexander no
rechazo los brazos de Sofía
-¿te vas a duchar conmigo? –esta
vez sí pudo hacer esa media sonrisa que marcaba sus hoyuelos
-creí que estabas jugando el
papel de caballero conmigo –
Eran ya las horas de la tarde,
Alexander en honor a su linaje ingles le gustaba tomar el té. Estaba con Sofía
repasando algunas actividades que él quisiera que ella desempeñara.
-no me gusta que estés ociosa por
ahí –
-ya era hora, te juro que estuve
a punto de pedirle a Mary un uniforme para ayudar en la cocina –
-tu sentido del humor es patético
Sofía –
-como diría mi mamita “el trabajo
no es deshonra” –
-háblame de tus padres –Sofía recordó
algunas cosas de la noche anterior y vio la oportunidad perfecta.
-con la condición de que me
hables de los tuyos –Alexander dejo a un lado la tasa que tenía en sus manos y
fijo su mirada en la fuente de agua.
-mi verdadero padre según me
conto mi madre murió en la cárcel, quizás en una revuelta. Mi madre era una
prostituta de la calle, su muerte fue digna de la vida que llevo. Eso es lo único
que puedo decirte de mis padres –Sofía dejo a un lado el té y tomo la mano de
Alexander.
-lo siento, debió ser duro para
ti –Alexander se alejó del toque de Sofía y sonrió.
-¿Por qué lo sientes? Estoy más
que agradecido porque no conocí a mi padre y en cuanto a mi madre, esa puta
pago con su muerte cada cosa que hizo en vida –
-mis padres como te dije no son
americanos. Mi madre es enfermera y mi padre trabaja en una fábrica de
materiales de construcción. Mi mamá es una mujer muy dedicada al hogar y mi
papá es medio gruñón –
-¿cuantos hermanos tienes? –
-tengo tres hermanos, y antes que
lo preguntes sí, soy la única mujer de ellos –
-deben de extrañarte demasiado –
-a veces creo que es mejor que continúe
con mi vida, ya han pasado dos años Alexander desde la última vez que me
vieron. Quizás es mejor que vivan con mi recuerdo y no vean en la mujer en la
que me he convertido –Alexander sintió el dolor en las palabras de Sofía, era
tan frustrante no poder hacer nada más por el momento.
-¿desde cuando pasas las tardes
en tu casa? –la voz de Dan llego hasta el jardín, Alexander y Sofía giraron
para verlo.
-Dan –
-hijo mío. Señorita –
-¿Cómo esta señor? –
-si el irrespetuoso de mi hijo me
llama por mi nombre, no esperaría menos de su protegida. Dan, Sofía –
-no quiero parecer una
irrespetuosa también -Alexander empezó a
reír -¿Qué es lo que te parece tan chistoso? –
-Sofía con Dan puedes ser tal
como eres, a él no le importaría tus faltas de respeto. Ya tuvo suficiente de mí
mientras estuve bajo su tutoría –
-que se comporta de esa manera
contigo, no significa que ella sea como tú –
-ahí está, alguien que si me
entiende, gracias señor Dan –
-Dan a que has venido –
-por boca de tu prometida me
entere que un día te trajo inconsciente de la borrachera de la casa de Gabriel
y cometiste el error de ir a beber a Fabric, que si lo olvidas es una de las
discotecas que están bajo nuestra franquicia –Sofía vio el intercambio de
palabras entre Dan y Alexander y comprendió la magnitud de la situación.
-ayer también tomo demasiado, por
eso no fue hoy a la oficina –fue lo único que fue capaz de agregar al monologo
del padre de Alexander.
-Sofía, guarda silencio por favor
–
-¿te hizo daño? –
-no, ¿Por qué? ¿Se vuelve agresivo?
–
-algo como eso –
-Dan ya no soy un niño, no tienes
por qué estarle contando a Sofía sobre mi vida –
-Alexander hace nueve años que
estabas sobrio, soy tu padre y ya no estoy para estarme preocupando porque
recaigas en el alcohol –
-bueno, no tienes de que
preocuparte. Solo bebí por estrés, no estoy convirtiéndome en un alcohólico
nuevamente –
-ella no es buena para ti –Sofía sintió
el aire empezaba a escasear.
-recuerdas que me dijiste que
Sofía no era ella, bueno parece que ahora te estas contradiciendo –
-será mejor que me vaya –
-Sofía quédese, ya que usted se
ha convertido en la razón de las muchas decisiones de mi hijo últimamente. Es mejor
que conozca a que se enfrenta –
-Padre ya basta –
-quiero que alisten todo, nos
vamos para la casa de campo en Gales. Necesitas tomar aire y esta señorita debe
saber algunas cosas sobre ti –
-yo... –
-Sofía no vamos a conseguir nada
discutiendo con mi padre. Alista una maleta con ropa para una semana –
-Avísale a Kasie que nos iremos o
mejor deberías de cancelar esa estúpida boda. De todas las tonterías que has
cometido esa es la más grande –
nuevo capitulo el lunes 26 de agosto. hasta pronto gente hermosa
7 comentarios:
si si q cancele esa estupida boda jejeje y q cosas necesitaremos saber jejejej muy bueno pero se me hizo muy muy cortito sera q estoy mega enganchada ya :p besitos y ya estas publicada :D
jajajajaj me gusta mucho Dan y me encanta la idea de ke Sofia sepa cositas de Alex jajajajaj ya quiero que sea lunesss jajajajaj bueno no mejor domingooo por q ese dia descansooo jajajaj besos
jajajaja Jelly, esa boda es un hueso duro de roer. yo no me emocionaría tanto con esas revelaciones, la verdad si estuvo un poco corto, pero es que la U me tiene un poco ocupada, besos de colores y gracias nuevamente por tu apoyo
Zule quizas solo nos estamos apresurando, esta historia apenas comienza, besos de colores y que descanses este fin de semana para que retomes fuerzas.
me encanta Dan, el sabe que esa boda es un error...ojala le hicieran caso.....y esta muy bien que le cuente todo el rollo a Sofia, a ver si asi aclaran las cosas, o al menos algunas.....besitos nena
hola, solo para saber como van tus cosas y si ya tienes fecha para reiniciar la novela
hermosa, aun no he podido conectarme nuevamente con la redacción de la gran subasta, estoy en un proyecto que llevaba mucho tiempo trabajando y es un poco mezquino en cuanto a compartir mi imaginacion ;) me tiene copada y los asusntos de la universidad que tampoco me dan cancha. espero para diciembre volver con la gran subasta, Dios mediante. les extraño, besos de colores :*
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